Visitas

15.2.13

Palabras, palabras, palabras...
¡Qué fácil es prometerlo!
Dicen hacer, dicen ofrecértelo todo y al momento de la verdad te encuentras sola, deprimida, abatida y rasgada.
¿Qué consigues con eso? ¿Cuál es el precio de su amistad? El sufrimiento.
Perder toda razón, todo control y dejar de ser "tu" para ser "ellos".
      -Pues acaba.
Eso he hecho, acabar. Me he cansado, "nunca has pensado así" dicen, "diciendo eso nunca podrás llegar a ser feliz" y lo más doloroso de todo, "bueno, ya entrarás en razón". ¡Ya he entrado en razón!
     - Que se vayan a la mierda.
¡Eso he hecho!
Estoy terriblemente agotada de sonreír y callar, estoy cansada de sentirme rasgada y no pienso retroceder y aguantar el golpe. 
      -Devuélvelo.
Lo pienso devolver el doble de fuerte, más doloroso que nunca. Se acabó preocuparse por los demás, ya no hay un "nosotros" sino un "yo". 
Soy la Reina, yo soy la importancia personificada. Toda yo soy relevancia, irradio poder y grandeza; mi época de riqueza ha llegado en medio de la sequía. Se acabó el no ser importante para nadie
      -Eres importante para mí.
porque por una vez soy lo más importante para alguien, por primera vez me siento como una diosa hecha persona. Y lo voy a aprovechar. Nadie me va a dar la espalda sin un rostro descompuesto por la derrota. Porque yo soy importante.
      -Eres lo más importante.
Soy más que una diosa, soy un ser supremo enfrentado a millones de seres insignificantes que nada tienen que hacer. 
De modo que no tenéis poder sobre mí.

1 comentario:

  1. La difusa referencia a "entrar en razón", o "no llegar a nada", es el argumento que siempre dan los que no pueden defender éticamente sus actos. Cuestionarse continuamente esa somnolencia intelectual es lo que nos diferencia como individuos [auto-individualizables].
    Me encanta tu blog. Me tendrás como lector de por vida.

    ResponderEliminar