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25.12.11

El Ballet

Da comienzo la función; los fluidos movimientos hipnotizan, te evaden a otro mundo, te embelesan; te fundes en el lugar que queda entre la melodía y los pasos. Tu alma abandona tu cuerpo, dejas de ser tu para ser el ritmo. Te embriagas de melodía y el éxtasis se apodera de ti con cada giro, cada salto; cada tic-tac de tu reloj es efímero, diminuto, huidizo, como los bailarines que te deleitan con sus divinas y perfectas proporciones.
Y cuando piensas que lo más onírico y escondido de tu pensamiento se ha reunido en un escenario, el telón desciende para dejarte sediento de hermosura.
El telón se eleva, y vuelves a sentir la belleza de las formas en el movimiento de las dos personas que exhiben su perfección al envidioso público. Durante una hora y media el mundo entero es el escenario, durante solo dos horas consigues creer que la perfección y lo imposible se funden en dos figuras que prácticamente levitan con cada sístole y diastole de tu corazón.

19.12.11

Miedo

No es malo sentir miedo, pero ella sentía demasiado.
Vivía sola en una gélida y descomunal casa, sin mayor compañía que el eco de su silencio golpeando contra cada pared, de cada pasillo, de cada ala de la mansión, y era en una habitación de un pasillo, de un ala de aquella casa donde reposaba, asustada, cada noche.
Vivía sola porque nadie quería estar con ella, todos se habían marchado de su lado poco a poco, y esta soledad le causaba temor.
De modo que cada minuto, de cada noche, de cada mes de cada año se aislaba en aquel dormitorio, echaba el cerrojo, alumbraba tantas velas como podía y cerraba las cortinas se abstraía en una mañana ficticia.
Mas fuera de su alcoba continuaba reinando la oscuridad, y en medio de su silencio escuchó un chirrido en la ventana que aceleró su corazón.
“Hay un árbol junto a mi ventana; quizá el viento mueve sus ramas y ese sonido no es más que el árbol que golpea el cristal”, pensó ella.
Se aproximó a la ventana y, con manos temblorosas apartó las cortinas. Por un momento pensó que el corazón le iba a estallar en el pecho; dudó de su seguridad en aquella habitación, en aquel pasillo, en aquella ala, en aquella mansión y temió encontrar un horrendo monstruo o demonio apoyado en el alféizar, esperando para llevársela con él. Efectivamente, no era nada más que un árbol que golpeaba sus retorcidas ramas contra el vidrio.
Cerró las cortinas de nuevo, se metió en la cama y tomó, ya más calmada, un libro entre sus manos esperando así ocupar su mente hasta poder dormirse por sí sola. Pero las velas bailaron con una leve brisa que entró, y ella creyó ver a un hombre deforme vestido de negro agazapado en un rincón oscuro de la habitación.
De nuevo su corazón se aceleró y subió la mirada. Sin embargo, en aquel rincón solo vio un viejo sillón de cuero.
“Fue la luz de las velas la que ha confundido a mis ojos, la luz ha sido la que me ha hecho imaginar lo que no es verdad”. Se tranquilizó, y retomó su lectura.
Ya casi se dormía, los párpados eran los que mandaban y se cerraban lentamente; la cabeza ya no se sostenía sobre sus hombros, sus manos, débiles, ya no podían sujetar el libro; poco a poco se fue olvidando del miedo que sentía y de la atmósfera que la envolvía, pero entonces se escuchó con total claridad en aquella habitación, en aquel pasillo, en aquella ala, en aquella vieja, destartalada y solitaria casa, un crujir de madera y unos lamentos siniestros que parecían venir del más allá.
Y era su corazón el que mandaba ahora; sintió que quería saltar, echar a correr y huir.
“Es una vieja casa la mía, tanto, que es fácil que el viento que sopla fuera entre en los recovecos de las ventanas y produzca un sonido similar a los lamentos de miles de almas en pena”, comenzó a pensar, sumergida en sus sábanas; “además, la madera del suelo de mi mansión está igualmente vieja y seca, lo que la hace crujir, incluso por la mañana”.
Asomó lentamente la cabeza por encima de las sábanas e imaginó entonces un rostro de ojos amarillentos y largos dientes afilados observándola. Su corazón, que no había cesado de latir con fuerza, le latió aun más fuerte ante la presencia de aquella imagen en su mente…
Tanto, que su corazón terminó por saltarle del pecho, echar a correr y huir.
Ella se quedó allí tendida en su cama, en su habitación, en el pasillo, en el ala, en la mansión; sola, iluminada por diminutas llamas que bailaban, se burlaban, la miraban y la rodeaban, en un intento de huir de la peligrosa noche que velaba por ella, sin ni si quiera sospechar que la mayor amenaza se encontraba allí dentro, con ella.

15.12.11

Hoy me siento Alicia

Hoy me siento Alicia,
Hoy veo el mundo con otros ojos.
Hoy el universo se me antoja contradictorio,
diferente, extraño.

Hoy siento que puede pasar de todo,
hoy siento que quiero hacer algo.
Hoy quiero perseguir un conejo blanco.

Hoy me apetece hablar con las flores,
pintar rosas blancas de color rojo,
tomar el té con una liebre,
decir lo que pienso y no pensar lo que digo.

Hoy es el día en que es normal ver sonrisa sin gato
y no gato sin sonrisa,
hoy me siento capaz de cruzar espejos,
de usar palabras-maleta.

Hoy se puede cortar una cabeza
sin que haya cuello del que cortarla
hoy todo tiene una moraleja
solo falta encontrarla.

Quiero decir disparates,
recitar poemas,
encoger y agrandarme,
caer, navegar en mi mar de lágrimas.

Hoy pretendo juzgar a la morsa y al carpintero,
hoy aspiro a plantarle cara al tiempo,
hoy voy a hablar con la oruga
y a tomar el te con el Sombrerero.

Hoy he cambiado tantas veces
que ya no se quien soy.
Hoy no puedo explicarme a mi misma
porque yo ya no soy yo.

13.12.11

¿Por qué?

¿Por qué no puedo escribir?
¿Por qué no vienen a mi mente las imágenes de fantasía
que tanto me visitaban antes?
¿Por qué me han abandonado?

¿Hice algo mal?
¿Hay algo en lo que he fallado?
¿Dónde está la musa que tanto me ha acompañado?

¿Por qué me siento vacía?
¿Por qué he perdido mi llave?
¿Por qué ahora me siento sola, fría y pesarosa?

¿Por qué tengo tantas páginas que llenar..
..con la tinta de mi silencio?
Pluma, por qué no quieres moverte?
¿Qué hice yo para merecer esto?

Escritores, mentores de la antigüedad,
¿de verdad os pasó a vosotros esto?
¿Por qué ya no tengo acceso a mi corazón?
¿Por qué no puedo llegar a lo más profundo de mi mente?
¿Por qué me he olvidado de escribir?
¿Por qué?

¿Dónde quedaron mis sueños cargados de fantasía?
¿Dónde quedaron las imágenes que tan de repente a mi mente venían?
¿Dónde quedaron las canciones que alentaban mi imaginación?

¿Dónde está lo que tenía antes?
¿Por qué me lo habéis quitado?
¿Por qué me habéis dejado sola, desganada y con tanta pena?

¿Por qué lo que un día fue hoy, simplemente, ya no es nada..?